Comencé en mis años de
secundaria influenciado por algunos amigos que lo practicaban, en un principio
me resistí a subirme por que “no me gusta” aunque en el fondo deseaba poder
intentarlo, mi razón de negarme: me daba pena, cosa que a muchos nos pasa, se
van a burlar de mi, pensaba.
Hasta que un día el local que
frecuentaba estaba vacío, entonces me anime, temeroso deslice aquellas monedas
por la máquina y titubeante subí a esa plataforma que me desafiaba con sus
luces parpadeantes y ese sonido que me incitaba a mover las piernas, de tanto
ver como jugaban sabia como funcionaba y que debía jugar en un principio, por
fortuna la máquina te dejaba jugar una canción no importando lo malo que
fueras, termine aquel crédito con una sensación muy placentera como esa que sientes
cuando te encuentras dinero en aquel pantalón que estaba botado en el fondo de
tu closet, jugué unas cuantas veces
algunas sin éxito, me sudaban las manos, me temblaban las piernas, era genial…
Esa misma tarde no podía
dejar de pensar en esa máquina, lo se es enfermo obsesionarse con un juego,
solo deseaba mejorar y ser como esos chavos y chavas que bailaban tan bien, que
tenían a una pequeña multitud observando como hacían para agarrar esa absurda
cantidad de flechas sin perder el “estilo”.
El tiempo paso, ese miedo se
convirtió en hambre por probar nuevas canciones, “sacar” nuevos pasos, al
sentir ese ritmo en mis oídos los pies se movían solos, dejó a pasar de ser una
simple máquina de baile a una forma de diversión que no había experimentado, en
ese entonces comencé a trabajar, así que tenia como sostener “mi vicio”
académicamente no era malo así que todo estaba en armonía, lo mejor de todo es
que siempre hay alguien mejor que tu, siempre lo abra y en mi caso lejos de
sentirme mal por la “rastriza” que me daban, le veía el lado bueno, sonreía le
decía lo bueno que era y que le ganaría en un futuro, lo conseguí un par de
veces.
Llegue en ocasiones a salir a
correr en las mañanas, para mejorar mi resistencia, hacia ejercicios de
respiración, a alimentarme mejor, a organizarme para tener tiempo suficiente
para ir al local, los fines de semana solía jugar entre 15 o 20 créditos, iba a
otros locales en busca de “retas” para mejorar al mismo tiempo que conocía más
gente igual y mas clavada que yo, en fin tubo más cosas buenas que malas.
Conocí a muchos amigos,
algunos de ellos se me adelantaron en este camino, muchos otros aún siguen en
esto, algunos nos hemos apartado un poco, recuerdo esas tardes sentado el
tablero, tratando de comprender como tenia que cruzar los pies para agarrar las
flechas, discutiendo por que “x” canción era tan difícil y como superarla, con
mi litro de agua y mis amigos al lado, bellos tiempos.
Me divertía muchísimo, eso si
sudaba como cerdo, hace un par de días pude ir de nuevo, hace mucho tiempo que
lo había dejado, tal vez un par de años sin jugar como lo hacia, solo pasar de
vez en cuando para saludar a los amigos y un par de créditos, por los viejos
tiempos.
Mi preferida:
Ahora tengo profundas ganas
de hacerlo de nuevo, y tratare de ir mas seguido es algo que me llena de
inmensa felicidad, una enseñanza que me dejo todo este “juego” sin duda cuando
eres perseverante, llegas a hacer cosas que ni tu te imaginabas que podrías
lograr, así que sigue intentando no te rindas a la primera, visualiza como
quieres verte y practica hasta lograrlo, también quítate el que dirán, haz lo
te guste sin importar como te vean u opinen los demás, jodidos ellos que no se
atreven a hacer cosas nuevas.
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